La pretensión de los aspirantes a convertirse en los primeros directores profesionales de centros públicos de intervenir en la elección del profesorado, sus retribuciones y la formación que siguen, que recogía ayer EL PERIÓDICO, no es un asunto que los expertos y otros agentes de la comunidad educativa consultados, como padres y estudiantes, vean como algo desmedido, siempre y cuando tengan que rendir cuentas de sus decisiones. Sindicatos y representantes de colectivos como los catedráticos de instituto, por el contrario, se muestran reacios, cuando no opuestos, a la idea.
Los especialistas en el análisis del funcionamiento del sistema educativo, tanto si proceden del sector público como del privado, ponen el acento en la necesidad de potenciar la autonomía de los centros. "En un modelo como el actual, con poca autonomía, no tiene mucho sentido que los directores seleccionen a maestros o profesores. Si hay más margen de maniobra en la gestión de personal, entonces se trata de fijar dónde están los límites", opina el catedrático de Educación Comparada de la Autònoma (UAB), Ferran Ferrer.
Por su parte, Francisco Longo, director del Institut de Governança de ESADE, también incide en la importancia de la autonomía porque, a su juicio, "mejora la calidad". Imma Fuyà, presidenta de la Federeació d'Associacions de Pares d'Alumnes, agredece el gesto "valiente" de los candidatos a ejercer como directores profesionales. "Sus reivindicaciones son de sentido común".
Sin embargo, para la secretaria general de la federación catalana de enseñanza de CCOO, Montserrat Ros, la nueva figura profesional no responde, por un lado, al ideario de escuela pública, mientras que por otro "tiene el grave inconveniente de que el director va a poder intervenir sobre las condiciones laborales del profesorado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario